No me importaría adoptarte como nieta
por la dignidad con que trata a los mayores
he comprobado que tú naciste para dar amor
tremendamente repleta de sana juventud
tu ternura inagotable y paciencia monástica
a pesar de tu extrema juventud jamás te rindes.
Tu belleza te acompaña para la fe del paciente
tu acariciadora palabra repleta de naturaleza
transmites tranquilidad a las persona desvalidas
que solo escuchan tu voz dulce y aterciopelada
esas palabras que salen de tus dorados labios
con tu carisma de diosa del Olimpo helénico
su corazón en silencio te grita por tu presencia
porque su vida que se extingue como una vela.
Ahí estás Silvia para ayudar al que lo necesita
con esa sonrisa en la comisura de tus labios
que son rojos claveles de la verde primavera
en el balcón de tus ojos que prenden de tu cara
donde liban las exóticas mariposas el dulce néctar
que desprende tu inigualable belleza torrencial.
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Manuel Suárez Madrigal
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