Sin pegar ojo por el calor de agosto
he salido a dar un paseo matutino
por un camino de piedras angosto.
Sudoroso y cansado hago mi reposo
en el borde del pretil de un puente
de hierro diseñado por Eiffel, ya mohoso.
A pesar de estar sudoroso tengo la suerte
de recrear mi cansada y borrosa vista
en las aguas de un río y sus fuentes
el río Genil y nuestra Sierra Nevada
que con sus perennes ventisqueros
una riqueza de nuestra bella Granada.
En su líquido elemento sus frías aguas
que bajan desde el Mulhacén y el Veleta
transparentes sin detritos ni algas
para regar los ribereños sus pujares
los cuidan aunque en plaza no valgan
por los prolíficos y ecológicos manjares.
A sus pies este frondoso y fértil valle
con su laboriosidad de su honrosa gente
festoneado por pequeños y bellos pueblos
con sus moradores recatados y prudentes
yo he nacido en este verde vergel del valle
y viviré hasta la hora de mi muerte.
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Manuel Suárez Madrigal
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