Una pequeña hoguera
antaño en mi corazón
hoy es un fuego infernal
en este órgano vital
lo tengo como un carbón.
Tú la inocente pirómana
que no quisiste apagar
este devastador incendio
con toda el agua del mar.
En mis rescoldos encendidos
crepita mi sincera verdad
así será hasta mi muerte
espero que tarde en llegar
no me importa la gente
que se entere de la verdad
del dulce amor envenenado
que tú me supiste inocular
en mi dolorido costado
con tu espadazo mortal
que sangra perennemente
por la herida en canal
que la recuerdo en mi mente
y no para de supurar.
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Manuel Suárez Madrigal
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