Cuatro puertas tiene Santa Fe
rodeado de sus alamedas
Vega de exuberante fertilidad
como las mujeres morenas
de pupilas destellantes
de belleza almibarada.
Yo me quito el sombrero
ante la mujer de Santa Fe
con su mirada da escalofrío
sientes que te acarician
las tenues gotas del rocío
posándose en tu fina piel
humedeciendo mis sentidos
con el dulce almíbar de mujer
que se riegan con la aurora
en el apacible amanecer
de ti bella dinamizadora.
El hombre cae a tus pies
presa de tu dulce veneno
que fluyen de tus pupilas
como aguas de un venero
brotando de unos labios
que se bañan en tu talle
con sus negras mantillas
sin faltar ningún detalle.
Este pueblo rectangular
encrucijada de un valle
aquí surge aroma a jazmín
un estupendo y cálido detalle
por las riberas del Genil.
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Manuel Suárez Madrigal
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