Pensé que vendrías de ver a tu amiga
me dio el reflejo de tu fragante belleza
cuando seria taciturna volviste la esquina
yo en una recoleta y sombrada plazoleta
cruzaste ante mí sin mirar a quien te miraba.
Mi corazón silencioso en un momento
se llenó de amargura y profunda tristeza
palpitaba mi corazón y hasta dio un lamento
me acarició una hoja de frondosa arboleda
sólo yo lo escuché y el azul del firmamento
con el radiante sol que reverberaba tu cara
cruzaste de vuelta obnubilando mi sentimiento
ya entrada la calórica y sofocante atardecer
un milagro de dios del que tú sientes devoción
por un paso de cebra y nos vimos otra vez
tu rostro de ignorancia y el sufrir del corazón
un día aciago zozobrante de purísimo padecer
las aguas emponzoñadas volvieron a la razón
y espero que no se estropeen jamás ninguna vez.
.....................................................................................
Manuel Suárez Madrigal
No hay comentarios:
Publicar un comentario