La flor que perdurara sin marchitarse
la claridad de tus pupilas de azul cielo
navegan por tus mejillas de alabastro
con la sonrisa de un apuesto marinero
que te llena con los poemas de encanto
brillantes como luna del mes de enero
tu belleza es la fragancia del anacanto
la sutil flor que crece a la vera de senderos
que resalta por el dorado trigal de amapola
roja como la comisura de tus finos labios
como la sutileza de una amanecida aurora
la riqueza de tu juventud anulas agravios
te entregas a los tuyos ligera sin demora
este sencillo poema es para ti Inmaculada
te lo tendrán en cuenta bella ilusionadora
tu rica claridad en tu verbo una gozada
la franqueza de tu contagiosa risa es oda.
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Manuel Suárez Madrigal
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