Sultana reina, una joya andalusí, Granada
cada noche de insomnio de dolor contemplaba
cuando clarear la madrugada un resplandor de oro
iluminan los picachos con su bella alboreada
embelleciendo todo amplio y singular entorno
incomparable panorama con tus copiosas nevadas
con su fértil vega que le acompaña como adorno.
Tus picachos de armiño son jinetes cabalgando
por empinadas laderas con fragancia del piorno
la luna con su resplandor dorado queda ausente
envidiada por el brillante lucero de la madrugada.
El picacho del veleta se mira en espejo de vacares
laguna de puro crisol de aguas del erecto Veleta
nutriendo el tapiz en su endémico de fauna y flora
y el reflejo titilante del lucero y la luna quieta
fragor de luz que brota tras lo vertiginosos acantilados
en cada amanecida, serenas de millones de auroras.
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Manuel Suárez Madrigal
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