Estoy con mis sueños desalentado y muy confuso
dormido despiertan los demonios de mi cruel mente
en mi descarnado cuerpo pululan grandes escarabajos
que se alimentan de mi escuálida, insulsa y rojiza carne
haciendo grandes bolas de mis resecados despojos.
Mi delirante sesera me preguntó, ¿dónde me llevarán?
A caso creen que soy una porción de boñiga de dinosaurio
me hacen monumentales albóndigas pestilentes alimenticias
dando vueltas alrededor del globo terráqueo orbitando.
Me rulan por todo el espacio sideral hasta la yerma luna
allí tienen un almacén central de distribución para el reparto
no sólo para las macabras albondiguillas superlativas
como la mojama de dragón de komodo y otras “lindezas”.
Su distribución es para todos los planetas que rodean al sol
los que circunvalan el achicharrador y ardiente solanar
los dichosos escarabajos son de color zainos con listas azules
pasan a cierta distancia de las tormentas solariegas
próximo destino marte para proveerse de agua de sus polos
y sembrar un pujar de hortalizas, de pimientos cornicabras
para las pipirranas de aceitunas con huevos y bacalao
de paso haces una acequia desde marte a África que quite
la sequía que padece ese gran continente para seres vivos
sobre todo que nazca mucho forraje, hierva y árboles
y puedan pastar elefantes, cebras, jirafas y otros anímales
y como no, los seres de nuestra especie, como los pigmeos.
Todos hacemos deposiciones, es decir, cagamos en los campos
sobretodo elefantes donde los escarabajos hacen su agosto
y se nutren todos los negros escarabajos naturales de la tierra.
Nuestra bola azul en mi esquizofrenia mental los transporte
a los siderales planetas de nuestro sistema solar; una fracción
de mi neuronas revolucionarias que no me dejan pegar ojo.
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Manuel Suárez Madrigal
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