Patraña, cuento y falacia
muy próspero y muy rico
con muchos miles de hectáreas
y un enorme Palacio-Castillo
rodeado de minaretes y almenas.
En medio una enorme ágora
que levantó Don Julio Cañaveral
artística y moderna construcción.
En el centro una enorme fuente
de piedra, ladrillo y hormigón
por sus aledaños discurre un río
en invierno pasa muchísima agua
pero en verano pasa medio vacío.
Este gran conde Julio Cañaveral
mandó construir un embarcadero
para que sus invitados pudieran apear.
Se codeaba con la lejana nobleza
descendientes de faraones egipcios
que desde el tortuoso y largo Nilo
se daban grandes y largas caminatas
muchos se perdían en el largo camino.
Tuvieron que inventar cómo llegar
al Cairo o la escultural y bella Alejandría
un reptil que medía treinta metros nada más
optaron por la navegación en cocodrilo
un pariente muy cercano del caimán
lo peor de la odisea la Presa de Asuán
que tuvieron que dar un largo rodeo
para pasar esa mole de cemento armado
hasta el ancho y embravecido mar
para llegar a Sanlúcar de Barrameda
y navegar por ese río que huele a azahar.
El caudaloso y navegable Guadalquivir
los cansados cocodrilos ya no podían más
estuvieron a punto de no llegar al río Genil
que era su meta a este hermoso lugar
al Castillo-Palacio del duque Cañaveral.
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Manuel Suárez Madrigal
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