Me gustaría en Granada vivir
en un carmen de cal blanca
con palmeras en el jardín
por debajo de la Alhambra.
Con las fragancias de jazmín
y los cantaores de la zambra
que me cantan para dormir.
El embrujo y su hermosura
los misterios del Albaicín
son leyendas que circulan
del derrotado rey Boabdil
que lloró por perder Granada
su extensísimo reino nazarí
paseo del Darro con celosías
en sus viejísimas balconadas
lugares para el chismorreo
ocultismo de lascivas miradas
el Sacromonte con su abadía
oír los cantos gregorianos
con sus sinfónicas melodías
otros lugares de belleza singular
la iglesia con su calle San Matías
reivindico la hermosura de la calle
que tiene mucho salero y simpatía.
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Manuel Suárez Madrigal
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